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lunes, 18 de julio de 2011

Uso de injertos en las plantas


Con el fin de mejorar la producción de frutas o flores hay algunas técnicas que permiten obtener muy buenos resultados, siendo métodos de multiplicación de las especies vegetales. Para dar lugar a un nuevo individuo puede recurrirse a técnicas de reproducción sexuada (semillas) o asexuada como lo son los injertos.
Puede decirse que un injerto es el traslado de parte de una planta a otra, para posteriormente unirla a ésta; en otras palabras, se acopla una porción de una planta (por ejemplo un gajo o yema) a otra que se encuentra ya estabilizada. En este ejemplar “huésped” se pueden ensamblar varios injertos.
El objetivo de esta técnica es básicamente obtener una planta con la fuerza y resistencia de la que ya está asentada y las características de flores o frutos de la que está siendo trasladada. El resultado será un espécimen constituido por dos individuos distintos. Es muy usado en los árboles frutales, utilizando ejemplares nacidos de semillas a los que se unen injertos de la variedad específica según la temporada, mercados, etcétera.
Se denomina injerto a la porción trasladada, y patrón a la planta que lo recibe.

Otras ventajas:
Se elige este método cuando se quiere evitar la dispersión genética que puede haber en caso de multiplicación sexuada, ya que los genes se mezclan y el resultado puede no ser el que se esperaba; en cambio, mediante los injertos se sabe que la planta obtenida tendrá todas las características de la original.De este modo es posible aprovechar la rusticidad de la planta patrón (en suelos pobres, con demasiada humedad, plagas, etcétera)Se pueden controlar los ciclos de producción, algo relevante para el mercadoSe puede cambiar de variedad de una fruta si esta ya no es muy vendida, sin tener que quitar los árboles de raízBrinda vitalidad a ejemplares viejosPermite disminuir el tamaño de algunas especies para optimizar la utilización de los espacios o lograr una talla determinada en las especies ornamentalesEn especies florales es posible obtener en un mismo individuo diferentes variedades; también se da en caso de frutalesEn algunas especies, otras técnicas no funcionan del todo bien y se recurre a los injertos.Comparte este artículo con tu red social:
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Plantas monstruosas


En la época del año en que poco falta para el regreso de la primavera, pero todavía el frío es tal que nos hace pensar dos veces antes de usar un solo par de medias para salir, es probable que no pasemos mucho tiempo en el jardín. En cambio, divagamos, fantaseamos e imaginamos qué cambios podríamos hacer el año entrante, qué sección inaugurar, cómo modificamos ese sector que nunca logró desarrollarse al nivel del resto de nuestro espacio verde.
Pues bien, en estos casos siempre es muy positivo descubrir nuevas plantas, y caer bajo el hechizo de formas extrañas y, por qué no, exóticas. Un buen ejemplo de esto, son las actualmente en boga plantas “carnívoras”. Sí, son plantas que comen carne, o casi.

Las plantas carnívoras son seres del reino vegetal que se han adaptado para vivir en suelos pobres de nutrientes. ¿Cómo? De la misma manera que nosotros, obteniendo los mismos de la digestión de seres vivos; en este caso, insectos. Contrariamente a lo que uno se imaginaría, estas plantas son de una belleza notable, alcanzando formas y colores realmente impresionantes. Además, se trata de plantas que tienden a no ser demasiado grandes, por lo que cualquier rincón es espacio suficiente para ellas.
Existen las droseras, o “rocío de sol”, que de las puntas de sus rojos tentáculos emanan un brillante néctar que atrae a los mosquitos del hogar. Se pueden criar en lugares pequeños, resguardadas del viento, y con suficiente luz, y serán felices. Otra opción, para quien tiene algún lugar con sol y más espacio, son las sarracenias, cuyos altos jarros parecen imitar los tubos de un órgano de iglesia, pero en su interior contienen los líquidos digestivos que atraen a sus insectos.

Las sarracenias probablemente sean las plantas más elegantes de este tipo. Por último, capaz la más bella, acorde a su nombre, está la venus atrapamosca, un deleite de planta, con trampas en forma de bocas o conchas marinas, abiertas y listas para cerrarse instantáneamente al posarse su presa sobre ellas.
En fin, las opciones son muchas, y las gratificaciones, aún más. Con pocos cuidados, pero algunos importantes (como el riego con agua de lluvia, y no del grifo), las plantas carnívoras agregarán un hermoso detalle exótico a nuestro jardín o balcón, y un tema adicional de conversación para cualquier reunión en casa.